El Ayuntamiento de Madrid está usando especies invasoras en su jardinería pública

La recién remodelada Plaza de España madrileña está viendo cómo en sus jardines se plantan algunas especies de gramíneas con fines ornamentales. Ecologistas en Acción y la Asociación por la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) reprochan que la selección de especies que ha realizado el Ayuntamiento de Madrid, más que contribuir a la renaturalización de la plaza, supone una gran amenaza a la biodiversidad de la capital.

El motivo se encuentra en que se está empleando, entre otras, una gramínea comúnmente conocida como “cola de zorro” o “rabo de gato”. Se trata de la especie Pennisetum villosum (ahora renombrada como Cenchrus longisetus), incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto. BOE nº 185). Se trata de una planta muy vistosa que forma densas matas verdes con flores en espigas alargadas de color blanco y largos pelos, de ahí su uso ornamental.

Las asociaciones ecologistas advierten que, aunque el ámbito de aplicación de la consideración de especie invasora se restringe a las Islas Baleares -donde no está permitida su posesión ni comercialización- de acuerdo al mencionado Catálogo, “las diferentes especies del género Pennisetum son consideradas especies muy invasoras, capaces de tolerar condiciones desfavorables y de modificar las condiciones ecológicas de los lugares que colonizan”. Por ello, el Ayuntamiento de Madrid debería demostrar más responsabilidad y no utilizar estas especies como flora ornamental en la ciudad.

Una especie exótica invasora es aquella que, fuera de su hábitat natural, tiene la capacidad de expandir su crecimiento sin control alguno, afectando al equilibrio de los ecosistemas en los que se encuentra. Las gramíneas como Cenchrus longisetus son exóticas porque su origen es africano, y su capacidad invasora ya ha sido demostrada en algunas zonas del territorio español. Cataluña, Islas Baleares y Comunidad Valenciana son un claro ejemplo de ello. En estos territorios esta especie no solo se ha reproducido profusamente en jardines públicos y privados, sino también en ajardinamientos anejos a las vías públicas.

Varios botánicos especialistas consultados por las organizaciones ecologistas coinciden en que Cenchrus longisetus tiene un conocido potencial invasor, lo que la convierte en una especie absolutamente inadecuada para una jardinería sostenible. La monografía “Flora Ibérica. Plantas vasculares de la Península Ibérica e Islas Baleares” editada por expertos y expertas de gran renombre como Llorenç Sáez Goñalons, apunta en la misma dirección.

Por todo ello, sumado a que las especies exóticas invasoras son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo (y la primera en los entornos insulares) defienden que su uso en la jardinería debería estar prohibido en todo el territorio español. Sobre todo, porque la flora autóctona es muy rica y existen especies de gramíneas con un alto valor ornamental que no conllevan los riesgos de las especies invasoras.

En virtud de todo lo anterior, Ecologistas en Acción y ARBA ponen de manifiesto que el Ayuntamiento de Madrid está incumpliendo y contradiciendo su propio Plan Director de las Zonas Verdes. Según este Plan es necesario “controlar la vegetación invasiva evitando la utilización de plantas consideradas invasoras”. Y, por lo tanto, exigen al Ayuntamiento que deje de emplear de forma inmediata estas especies potencialmente invasoras, así como retire las gramíneas del género Cenchrus longisetus ya plantadas, y las reponga con otros géneros de gramíneas autóctonos de la Comunidad de Madrid, como por ejemplo Stipa pennata, Stipa tenacissima (esparto, atocha) o Lygeum spartum (albardín).

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