En las conversaciones sobre las energías renovables, el transporte a gran escala o la industria cada vez está más presente el hidrógeno. En Maldita.es ya hemos explicado qué es el hidrógeno, por qué se asocia a una paleta de colores y qué papel puede jugar en la transición energética. Ahora analizamos su marco legal: cómo está regulado en la ley y cuáles son las perspectivas españolas y europeas para este gas combustible.
Antes que nada, para pensar en el hidrógeno hay que tener en cuenta que tiene varios usos. Actualmente se utiliza como materia prima industrial para fabricar amoníaco y fertilizantes o refinar petróleo, entre otros, y se propone su uso como combustible (para propulsar transporte pesado) y como una forma de almacenar energía con el excedente de lo que producen las centrales de energía renovable.
La situación actual y los objetivos en España
Actualmente, en España se consumen unas 500.000 toneladas de hidrógeno al año, según la Hoja de Ruta del Hidrógeno publicada en 2020. Este hidrógeno es “mayoritariamente” gris, pues se obtiene a partir de gas natural emitiendo dióxido de carbono en el proceso, y se utiliza como materia prima principalmente en refinerías (en torno al 70%) y para fabricar productos químicos (25%), con un consumo residual en sectores como el metalúrgico. En muchos casos, la producción se realiza directamente en la planta de consumo, indica el texto.
¿Cuánto son 500.000 toneladas de hidrógeno? Como referencia, si todo ese hidrógeno, en vez de emplearse en la industria, se transformara en electricidad, generaría 16.800 gigavatios-hora (GWh), lo que equivaldría al 4,6% del gas natural consumido en España el año pasado (nuestra estimación se basa en que 1 kg de hidrógeno produce 33,6 kWh de energía utilizable, y que en 2022 se consumieron 364.300 GWh de gas natural).
Además de describir la situación actual, la hoja de ruta fija los objetivos de producción de hidrógeno, especialmente de hidrógeno renovable: el que se obtiene separando moléculas de agua con energía renovable. Según el documento, para 2024 “sería posible contar con una potencia instalada de electrolizadores de entre 300 y 600 MW [megavatios]”. Los electrolizadores son las máquinas que realizan la electrólisis (la separación de moléculas de agua con la que se obtiene el hidrógeno).
Esta potencia instalada deberá ser de 4 gigavatios (GW) en 2030, con electrolizadores que “idealmente” se ubicarán cerca de los lugares de consumo para minimizar los costes de transporte y almacenamiento que tiene el hidrógeno renovable. Esta hoja de ruta prevé actualizarse cada tres años, según el propio texto, con lo que debería actualizarse en 2023 (algo que a 25 de abril no ha ocurrido).
En diciembre de 2021 el Gobierno aprobó el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento, abreviado como PERTE ERHA. El documento es la base para movilizar más de 16.300 millones de euros (6.920 de inversión pública y 9.450 de inversión privada) para realizar una transición energética que “refuerce la posición del liderazgo” de España en el campo de las energías limpias.
El Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) prevé que el grueso de las líneas de ayuda y actuaciones de este PERTE estén disponibles entre el 2022 y 2023 y los proyectos beneficiarios se ejecuten hasta 2026. En febrero de 2022, el MITECO publicó convocatorias para programas concretos, uno dirigido a fomentar la innovación en la cadena de valor del hidrógeno y otro para incentivar proyectos pioneros en este sector, por 250 y 150 millones de euros respectivamente, sumando un importe de 400 millones.
Propuestas legislativas e iniciativas parlamentarias
Actualmente, la ley incluye al hidrógeno renovable (conocido también como hidrógeno verde)en el grupo de los gases renovables: gases combustibles procedentes de fuentes renovables. Esta definición es la que aporta el Real Decreto 376/2022, donde se regulan los criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de efecto invernadero en varias materias primas energéticas.
En julio de 2021, el grupo parlamentario del Partido Popular presentó en el Congreso de los Diputados una proposición de Ley del Hidrógeno para regular todas las fases de la cadena productiva de este combustible y crear las condiciones para un mercado de hidrógeno, dado que actualmente sólo se compra y vende mediante contratos bilaterales entre productores y consumidores. La iniciativa fue rechazada en julio del año siguiente al recibir 164 noes (49%), 75 abstenciones (23%) y 94 síes (28%), pues los grupos parlamentarios consideraron que era prematura e imprecisa, como relató 20minutos. En la web del Congreso puedes consultar en qué consistía la propuesta y su recorrido parlamentario hasta que finalizó su tramitación.
Por las salas del Congreso de los Diputados han pasado además numerosas proposiciones no de ley: propuestas no vinculantes donde los grupos parlamentarios piden que la cámara se posicione en uno u otro sentido con respecto a este combustible. Según un análisis de Maldita.es, entre 2020 y 2023 han sido ocho propuestas presentadas un total de 14 veces en diferentes comisiones parlamentarias por Ciudadanos, Vox, PSOE, PP y ERC.
Los objetivos de la Unión Europea: hidrógeno renovable dentro y fuera de las fronteras
Según la Estrategia Europea del Hidrógeno aprobada en 2020, “la prioridad de la UE es desarrollar el hidrógeno renovable utilizando principalmente para su producción energía eólica y solar”, aunque “a corto y medio plazo, se necesitan otras formas de hidrógeno con bajas emisiones de carbono”. En concreto, el objetivo es instalar al menos 6 GW de electrolizadores de “hidrógeno renovable” en la Unión Europea para 2024.
El matiz “renovable” es importante, pues como decimos sólo lleva este apellido el hidrógeno producido en electrolizadores que funcionan con electricidad de fuentes renovables. También se aplica para el hidrógeno producido reformando biogás o mediante la conversión bioquímica de biomasa, pero si se cumplen determinados requisitos.
La potencia instalada en electrolizadores deberá ser de 40 GW en 2030 (de cumplirse el objetivo propuesto, cuatro de esos GW estarían en España, como comentábamos al principio). Aquí la estrategia de la UE para el hidrógeno va más allá de las fronteras comunitarias, pues se propone que haya otros 40 GW instalados “en los países vecinos de Europa que exportan a la UE”, según el documento. Esta hoja de ruta también recuerda que la previsión de la Unión Europea es que la cuota de hidrógeno en la combinación energética de Europa aumente desde el menos del 2% actual hasta entre el 13% y el 14% para 2050.