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Como cada año, este 22 de diciembre tiene lugar en España el Sorteo Extraordinario de Navidad y son muchos los españoles que se han hecho con uno o varios de los 100.000 números que entran en el bombo cada Navidad. A las tradiciones familiares, las supersticiones y las creencias populares que, llegadas estas fechas, intentan predecir la terminación ganadora, se suman este año el big data y la inteligencia artificial.
Cuando quedaba una semana para el sorteo, redes sociales como Twitter o TikTok comenzaron a llenarse de nuevas predicciones basadas esta vez en estas tecnologías. Estos contenidos aseguran que “las estimaciones del big data” (sin señalar a qué grupo de datos en concreto se refieren) han señalado “el 76.297 como el número perfecto del ‘Gordo’ de Navidad”. Aunque el número en cuestión se ha agotado ya en toda España, según la Cadena SER, en Maldita.es te explicamos por qué no es cierto que el big data pueda predecir qué número va a tocar en la lotería.
Contenido difundido en redes sociales.No actúa el 'big data', sino la probabilidad: todos los números tienen las mismas posibilidades de salir premiados
Iker Jiménez, conocido por presentar programas como ‘Cuarto Milenio’ y ‘Horizonte’, ha asegurado que el 76.297 es “el número perfecto” del ‘Gordo’ de Navidad, premio que se recompensa con 400.000 euros. Esta afirmación llega, según él, tras "una pura aproximación combinatoria al arte y magia de los números", que ha tomado como referencia los números más repetidos en el sorteo navideño durante desde que surgió en 1812.
Sin embargo, como ya te contamos en Maldita.es, no es posible predecir qué número saldrá premiado porque las reglas estadísticas que rigen este tipo de situaciones aleatorias dictan que la probabilidad se calcula de manera exacta y es la misma; concretamente, se calcula dividiendo un caso posible entre el total, es decir, sería de una entre 100.000. “En este tipo de sorteos no se puede predecir con nada porque la probabilidad de cada número es exactamente la misma”, afirma a Maldita.es Anabel Forte, licenciada en Matemáticas y en Ciencias y Técnicas Estadísticas por la Universidad de Valencia y también maldita. Esto no quiere decir que no pueda resultar ganador el 76.297, pero este tiene exactamente las mismas probabilidades de salir que el 76.296, el 76.298 o cualquier otro número.
Estas reglas matemáticas funcionan así de forma “teórica” y en una situación perfecta, añade Forte, porque “las bolas están elaboradas de manera que todas tengan el mismo peso”.
Otra situación sería si estas condiciones y esa fabricación perfecta no se cumplieran (algo que no debe suceder, según las bases de los sistemas de lotería). Isaías Roldán, consultor analista de datos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, indica que “los únicos resquicios a este diseño están en cómo de bien consigan esa aleatoriedad con el sistema "físico" utilizado”. Por ejemplo, que una bola tuviera más peso que otra, o mayor tamaño.
El analista pone un ejemplo sencillo para poder entenderlo: “Si tiras una moneda al aire y está perfectamente equilibrada, tendremos un 50% de lo que no variará por muchas veces que la tiremos al aire”. Si la moneda no estuviera equilibrada, entonces no sería un fenómeno aleatorio con las mismas probabilidades al 50%.
Incluso aunque pudieran usarse técnicas de 'big data', no tenemos suficientes datos históricos de la lotería como para aplicar un análisis
Para hacer un análisis de big data, es decir, análisis de datos a gran escala, hace falta como la propia palabra ‘big’ indica un conjunto enorme de datos, datos uniformes y coherentes. Por eso, como recuerda Forte, no es suficiente con los datos históricos que tenemos a día de hoy de ‘el Gordo’, que solo lleva jugándose 209 años. Además, Forte aclara que los 209 años de datos del número de ‘el Gordo’ con los que se cuenta no son comparables entre sí porque el sorteo ha cambiado varias veces a lo largo del tiempo, “por lo que no tenemos big data”. Por ejemplo, como recuerda Isaías Roldán, en 2004 se cambiaron las bolas y se utilizó tecnología y grabado láser; así que no se podrían comparar los registros anteriores a 2004 y posteriores.
Por tanto, como hemos explicado, si las bolas estuvieran en condiciones ideales y fueran iguales, no hay donde aplicar el big data porque solo estamos hablando de probabilidades. Sólo se podría intentar utilizar para comprobar si hay diferencias entre unas bolas y otras y si no se están cumpliendo las condiciones de igualdad ideales, pero, de nuevo, para esto deberíamos contar con muchísimos más datos.
Además, no solo es “imposible” determinar el número ganador de la lotería de Navidad; los datos muestran que tampoco es cierto aquello de que “si compras donde siempre toca, es más probable que te toque”. Las administraciones que más premios reparten son aquellas que venden un mayor porcentaje de los números que entran al bombo. Esta es una realidad de la que ni la tan popular ‘Doña Manolita’ se salva.
Tampoco es verdad que se pueda detectar una tendencia a que el premio acabe en cinco, como se suele decir. Aunque haya sido el número que más Gordos haya recibido (un total de 32), ni esto puede identificarse como una tendencia (tenemos solo 32 datos y el sorte no siempre se ha ejecutado igual), ni implica mayor probabilidad (la probabilidad de que el número acabe en cinco es, de nuevo, de una entre 100.000). “No se puede decir absolutamente nada a partir de esta observación”, reitera Forte.
Basándonos en un sistema de lotería no trucado, sólo se pueden tener más probabilidades de ganar si se adquieren más números diferentes
Por todos estos motivos, no podemos afirmar con rotundidad que tendremos más posibilidades de que nos toque el “premio gordo” si apostamos siempre el mismo número o si evitamos comprar números que ya han salido premiados alguna vez. Forte reafirma que “no hay números con más probabilidad de salir premiados que otros” y todo depende de “la suerte, porque no hay nada que pueda hacer que salga un número ganador o no”.
Como hemos explicado, lo único que podríamos analizar si tuviéramos muchísimos datos, si el sorteo se repitiera siempre en el mismo bombo y con las mismas bolas, es si alguna de ellas tiene un defecto de peso o tamaño que hiciera que la probabilidad no sea exactamente una entre 100.000; es decir, si no se dieran las condiciones ideales para hacer cálculos matemáticos objetivos.
En ese caso, y en un futuro “muy, muy, muy lejano, cuando pasen 100.000 años y tengamos 100.209 sorteos en los que no hayamos cambiado nada, a lo mejor podemos hacer mejores estadísticas”, hipotetiza la matemática. Aún así, “seguiremos sin poder predecir a no ser que se detecte que hay errores en la forma de hacer el sorteo, en cuyo caso creo que se cambiaría todo”, concluye.
En conclusión, en un sorteo diseñado para que las bolas que pueden salir de cada bombo tengan la misma probabilidad, lo único que podríamos considerar como una especie de estrategia para aumentar las probabilidades de hacernos con el tan codiciado ‘Gordo de Navidad’ es “comprar más números diferentes, pero no sé si es un truco”, dice Forte. Es decir, “puedes comprar todos los números (100.000) y te tocará el gordo y todos los de la pedrea con probabilidad 1 (100.000/100.000), pero, al final, vas a perder un 30% del dinero invertido. Y el 30% de dos millones de euros es mucho dinero”, concluye Anabel Forte.
Isaías Roldán coincide: “La única forma de incrementar la probabilidad es con más boletos, sin embargo las loterías suelen prepararse de forma que el total de premios repartidos sea menor que el coste de todos los boletos, por lo que no es una estrategia recomendada”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes la maldita Anabel Forte, licenciada en Matemáticas y en Ciencias y Técnicas Estadísticas por la Universidad de Valencia, y el maldito Isaías Roldán, consultor analista de datos.
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