Quién y cómo decide descargar agua de un embalse

1 month ago 31

Cuando se descarga agua de los embalses se difunden mensajes acusando al Gobierno, a la Dirección General del Agua, a “las autoridades” en general, a las empresas hidroeléctricas o a “los ecologistas” de vaciar los embalses. Pero acordar el llenado y vaciado de los embalses es una tarea que corresponde a un organismo concreto: las comisiones de desembalse de cada cuenca hidrográfica. Representantes del Ministerio de Transición Ecológica, del Ministerio de Industria, de la Red Eléctrica Española y de los usuarios del agua conforman esta comisión que se reúne dos veces al año para proponer un plan de desembalse al presidente de la cuenca. En caso de desacuerdo, es el presidente quien tiene la decisión final.

En la comisión de desembalse participan, entre otros, representantes de los usuarios del agua

Como hemos explicado otras veces, las instituciones que controlan el uso del agua en cada cuenca hidrográfica — el terreno por el que discurre un río y sus afluentes hasta llegar al mar — son los organismos de cuenca. Si la cuenca atraviesa varias comunidades el organismo de cuenca es la confederación hidrográfica, si está dentro de una sola comunidad es el Gobierno regional.

Según la ley de aguas, dentro de cada organismo de cuenca, es la comisión de desembalse la encargada de elaborar una regulación sobre el llenado y vaciado de embalses teniendo en cuenta los distintos usos del agua (regadío, abastecimiento humano o industrial e hidroeléctrico). La composición y funcionamiento de este organismo está regulada en el real decreto 927/1988.

El presidente del organismo de cuenca lo es también de la comisión de desembalse. También hay representantes de dos ministerios: el de Transición Ecológica y Reto Demográfico y el de Industria, Turismo y Comercio. A ellos se suma otro de la Red Eléctrica Española y un número variable de representantes de los usuarios afectados por el abastecimiento, regadío y uso hidroeléctrico o industrial.

Estos últimos son designados por la Asamblea de Usuario – formada por usuarios de la cuenca — o la Junta de Gobierno — si es una cuenca gestionada por un gobierno autonómico —. Julia Martínez, experta en la gestión de agua y directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua, aclara que estas comisiones de desembalse están pensadas para que participen los usuarios, aunque ante la falta de acuerdo la “decisión final” no es suya.

La comisión de desembalse propone al presidente un plan de desembalses: si hay acuerdo, es vinculante, si no, resuelve el presidente

La comisión de desembalse debe proponer al presidente un régimen de llenado y vaciado de los embalses – y de los acuíferos – de la cuenca en cuestión. Hecha la propuesta, el presidente solicita informes y si la propuesta formulada es “unánime y los informes [son] favorables a la misma, la citada propuesta será vinculante; en los demás casos el presidente resolverá a la vista de los antecedentes”. Es decir, en caso de desacuerdo, es el presidente quien tiene la última palabra.

Esta comisión se reúne al menos dos veces al año, una de ellas en octubre para preparar los programas de llenado y vaciado de embalses y otra en primavera para revisar los programas en función de la situación, según establece el Real Decreto 927/1988. También se contemplan más reuniones en caso de que lo soliciten la tercera parte de los vocales o el Presidente.

Las actas de las reuniones de las comisiones de desembalse son públicas. Puedes acceder por ejemplo a las de la comisión del Guadalquivir, la del Duero o la de las Cuencas Internas de Cataluña.

Sólo en situaciones excepcionales se libera agua sin seguir el plan de la comisión de desembalse

Como en todo, existen excepciones. El artículo 49 del reglamento aclara que “en casos de avenidas u otras circunstancias de tipo excepcional”, un comité permanente podrá adoptar las medidas que estime oportunas, “incluso embalses y desembalses extraordinarios, sin necesidad de oír a la comisión de desembalse”. 

Esta medida se adoptó por ejemplo por la Cuenca Hidrográfica del Júcar en 2019 ante una situación de “fuertes precipitaciones y avenidas excepcionales” derivadas de una DANA. También en 2014, por la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir, cuando autorizó riegos extraordinarios ante la buena situación de los embalses, que en aquel momento estaban al 90%.

Desde Maldita.es hemos preguntado a varias confederaciones hidrográficas y otros organismos de cuenca para que especifiquen qué se consideran “circunstancias de tipo excepcional”. Según las respuestas, los comités permanentes también se han constituido en situaciones de sequía extrema, como ocurrió mediante la Ley 1/2018, que permitía a cuencas como la del Duero, el Segura o el Guadalquivir, adoptar medidas urgentes para paliar los efectos de la sequía, entre ellas la de controlar las reservas de agua embalsada.

La necesidad de regular el nivel de los embalses

“El agua no está pensada para quedarse en el embalse”, aclara Julia Martínez. Se guarda para poder utilizarla después siguiendo lo que marcan los planes hidrológicos, el documento que prevé todos los aspectos de gestión del agua en una cuenca. Así, se establece una cantidad mínima de agua que debe tener cada embalse, destinando una proporción determinada a cada tipo de uso y un nivel mínimo de agua que debe llevar el río embalsado para permitir la vida en él.

Otras narrativas afirman que se desperdicia el agua que se desembalsa cuando vuelve al mar, pero en Maldita.es ya te contamos que esto tampoco es así. Los embalses son necesarios para preservar un recurso escaso como el agua, pero también tienen un impacto medioambiental. Además, cuando el agua llega al mar, acaba volviendo a los ríos, por ejemplo, en forma de precipitaciones siguiendo el ciclo del agua, y por otro lado, mantener el caudal de los ríos es necesario para que sobrevivan los peces y la vegetación que habitan en ellos.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Julia Martínez, experta en la gestión de agua y directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

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La imagen de portada es de Freepik

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