Una civilización avanzada, maravillas arquitectónicas y la lluvia de barro que lo destruyó todo: así se ha creado la conspiración de Tartaria

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Tartaria conspiración

Las redes sociales, en ocasiones, ofrecen a sus usuarios el ecosistema perfecto para que en ellas confluyan las teorías de la conspiración. Muchas de ellas se caracterizan por usar matices de la realidad para elaborar argumentaciones de lo más enrevesadas sin ningún tipo de evidencia que las respalde, como ocurre con Tartaria

Según numerosas publicaciones, este es el nombre de una civilización que estaría detrás de grandes construcciones arquitectónicas, desde las pirámides de Egipto hasta el Capitolio en Washington D.C. Tartaria, según la conspiración, se habría extendido por todo el mundo convirtiéndose siglos atrás en un imperio con grandes avances tecnológicos. Y es precisamente por ello por lo que este fue destruido, causando un ‘gran reinicio’ y eliminando toda referencia al supuesto imperio en los registros históricos.

La teoría de Tartaria, que también fue promovida por sectores nacionalistas en Rusia, no se apoya en ningún tipo de evidencia científica ni hay pruebas que demuestren que sea cierta. Tampoco tiene a un líder al que seguir, como sí ocurre con otras conspiraciones como QAnon. Es en estos foros donde se han compartido numerosas afirmaciones sobre la supuesta civilización destruida, ayudándola a ganar relevancia entre los más conspiranoicos.

No obstante, sí que existió un territorio conocido como Tartaria que nada tiene que ver con esta conspiración sobre la arquitectura. En la Edad Media, este fue el nombre que las civilizaciones europeas utilizaron para denominar un territorio asiático habitado por pueblos mongoles y turcos. El término dejó de emplearse en el siglo XIX, pese a que hoy en día se sigan haciendo referencias a la arquitectura y los pueblos tártaros relacionados con la cultura eslava.

Qué es la conspiración de Tartaria

Las publicaciones sobre Tartaria comenzaron a circular en foros de Reddit en 2016 y, según estos mensajes, esta era una civilización responsable de la construcción de todo tipo de maravillas arquitectónicas. Las pirámides de Giza, la Gran Muralla China, Petra, Penn Station en Manhattan o el Capitolio en Washington D.C. son solo algunas de ellas. El hecho de que estas construcciones se encuentren alrededor del mundo lleva a los seguidores de la conspiración a asegurar que la civilización se convirtió en un imperio mundial.

El origen de la supuesta civilización no está claro, puesto que algunas narrativas aseguran que Tartaria se remonta a miles de años y otras sitúan la civilización en tiempos más recientes, hace solo unos siglos atrás. No obstante, sí existe “una base asentada de que la civilización terminó con el inicio del modernismo”, explica a Newtral.es Zach Mortice, periodista y crítico de diseño, quien publicó en Bloomberg una investigación sobre esta conspiración. Según Mortice, los seguidores de la conspiración defienden que la teoría “se asimila a un movimiento cultural reaccionario a ese modernismo: todo lo que difiera de este estilo arquitectónico y sea anterior a él, habría sido construido por Tartaria”. 

El imperio de Tartaria habría contado, según la conspiración, con numerosos avances tecnológicos, como la posibilidad de transmitir energía mediante sondas a través de las torres de varios edificios. Además, el hecho de que algunos de ellos cuenten con escaleras y portones de gran tamaño “sirve como prueba (para una minoría de sus seguidores) de que la civilización fue habitada por gigantes”, añade a Newtral.es Brad Abrahams, director de documentales y colaborador en el podcast QAnon Anonymous

Discrepancias sobre el final de Tartaria y falta de pruebas sobre su existencia

De la misma manera en la que no está claro el origen de Tartaria, tampoco hay consenso sobre su supuesto final. Mortice y Abrahams puntualizan que existe una narrativa que culpa a élites mundiales y “fuerzas malignas de Occidente” de la destrucción de la civilización tras sentirse amenazadas por los avances de Tartaria. Según las publicaciones en redes sociales, estos poderes occidentales habrían intentado tapar la existencia del imperio con las dos Guerras Mundiales y borrándolo de los libros de Historia, causando un ‘gran reinicio o reseteo’. 

No obstante, otra de las narrativas que se ha popularizado en los últimos años es aquella que afirma que una lluvia de barro es la culpable de la desaparición de Tartaria, enterrando muchas de sus grandes construcciones. “Es similar a las teorías sobre Atlantis, en el sentido de que es un imperio que hoy permanece debajo del mundo que conocemos —hay quien cree que todas las montañas que vemos hoy son edificios de Tartaria cubiertos en barro”, señala Abrahams. 

Por su parte, Mortice añade que una de las supuestas evidencias a la que se agarran los seguidores de la conspiración es la existencia de construcciones con ventanas en sus sótanos. “Al pasar por delante de estos edificios cuando estamos en la calle, los cristales están al nivel de nuestros pies, y los conspiranoicos afirman que esto se debe a que el resto de la edificación permanece sepultada”, señala el periodista. Es por ello por lo que muchas de las publicaciones en redes sociales afirman que, por ejemplo, la Catedral de San Basilio (Moscú), es solo la parte superior de la edificación que se construyó en los tiempos de Tartaria, mientras que la mayor parte de la obra arquitectónica se encuentra bajo tierra.

Asimismo, no hay ningún tipo de base científica que demuestre que el gran imperio de Tartaria que citan los conspiranoicos llegase a existir. Además de las múltiples evidencias históricas, como escritos y fotografías, que demuestran quién y cuándo se construyeron los distintos edificios que se relacionan falsamente con Tartaria, la idea del ‘gran reseteo’ es “físicamente imposible”, afirma Mortice. “Por mucho que hubiesen intentado borrar la civilización de los libros, es imposible borrar la mente de todo el mundo y, en lo relacionado con grandes obras construidas en todo el mundo, los seguidores de Tartaria omiten el hecho de que los estilos arquitectónicos pueden viajar por el mundo durante siglos”, añade el periodista.

Referencias rusas y documentos de la CIA sacados de contexto

Otra de las teorías asociadas con Tartaria cuenta con influencias rusas. Abrahams destaca que fue el matemático ruso Anatoly Fomenko uno de los primeros en hacer referencia a la supuesta civilización en su llamada ‘Nueva cronología’. “Fomenko dio lugar a teorías revisionistas con tintes nacionalistas sobre Rusia, dando lugar a relatos según los cuales Tartaria era el verdadero nombre de Rusia, que habría sido ignorado por Occidente para rebajar su poder”, detalla el colaborador del podcast QAnon Anonymous.

Las ideas nacionalistas rusas sobre Tartaria fueron popularizadas por el ocultista ruso Nikolai Levashov y muchas de ellas circulan también en foros de QAnon, además de las narrativas sobre el gran imperio arquitectónico, señalan los expertos a Newtral.es. Para sostener sus relatos, se apoyan en informaciones sacadas de contexto, como un documento de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) de 1957 que se desclasificó en los años 90. 

El informe trata sobre influencias culturales del comunismo y menciona a Tartaria (en su página 10) en el contexto de las teorías sobre el nacionalismo ruso. “Esto ha dado alas a los más conspiranoicos para afirmar que Estados Unidos lleva décadas tratando de ocultar la grandeza del imperio ruso al que llaman Tartaria, pero el documento realmente desacredita estas teorías y los relatos de Fomenko”, aclara Abrahams.

Similitudes y diferencias con la conspiración de QAnon

De manera coloquial, la teoría de la conspiración sobre Tartaria se conoce como “el QAnon de la arquitectura porque es igual de conspiranoica”, indica el colaborador de QAnon Anonymous. Los relatos sobre la gran civilización destruida y ocultada por Occidente han ganado relevancia en foros de QAnon en los últimos años, explican los especialistas consultados por Newtral.es. “De la misma manera que los seguidores de QAnon creen que hay una secta satánica y solo unos pocos, como Donald Trump, la combaten, la teoría de Tartaria se basa en una guerra cultural y un ‘moralismo estético’ basado en que unos estilos arquitectónicos ‘válidos’ fueron destruidos por las élites modernistas”, expone el periodista Zach Mortice.

Otra de las similitudes que comparten los seguidores de Tartaria y QAnon es que su creencia en la conspiración “se origina de la necesidad humana de sentirse parte de una misión, de querer ser el protagonista heroico de una situación de crisis”, añade Mortice. Asimismo, “las situaciones a las que hemos tenido que hacer frente estos últimos años —la pandemia, una guerra, dificultades económicas— facilita que más personas, sobre todo los más marginados, crean en este tipo de teorías”, explica Abrahams. “Lo más extravagante se percibe como lo más auténtico porque va en contra de lo que dicen las personalidades de las élites políticas, a quienes responsabilizan de la situación de caos”, puntualiza el colaborador del podcast sobre QAnon.

No obstante, una diferencia clave entre ambas conspiraciones es la falta de una voz que lidere en las narrativas sobre Tartaria que sí existía en los inicios de QAnon. “En un principio, los mensajes sobre QAnon venían del usuario conocido como ‘Q’, que estableció el relato en el que se basa la conspiración, pero en el caso de Tartaria las publicaciones se retroalimentan entre ellas. Las teorías son inventadas por todos los usuarios, de manera descentralizada y sin algún tipo de autoridad como lo era ‘Q’”, afirma Abrahams. En esta misma línea, Mortice señala que “los seguidores de Tartaria no tienen a un referente con credibilidad, sino que son usuarios creando sus propios contenidos de manera democratizada”.

Un territorio asiático de la Edad Media: la Tartaria que sí existió

Aunque no hay pruebas de que existiese la civilización a la que alude la teoría de la conspiración, sí hay registros de un territorio conocido como Tartaria en la Edad Media. Como explica a Newtral.es Agustí Alemany, profesor del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), “Tartaria es el nombre con el que, desde Europa, se conocía a los pueblos turcos y mongoles que se extendieron desde el mar Caspio y los montes Urales hasta el océano Pacífico desde el siglo XIII”. 

Alemany aclara que ‘tátaros’ (sin la primera ‘r’) “es el nombre de uno de los pueblos que sometieron los mongoles durante su expansión, pero las civilizaciones europeas asociaron al conjunto con ‘tártaro’ por sus connotaciones con el Infierno y el demonio (debido a la brutalidad con la que los mongoles saquearon todo lo que los rodeaba)”. Estos pueblos se caracterizaban por ser nómadas que vivían en condiciones extremas, detalla el profesor de la UAB, por lo que arrasaban pueblos vecinos a modo de supervivencia. Paradójicamente, una de las obras arquitectónicas que los conspiranoicos relacionan con la civilización destruida de Tartaria —la Gran Muralla China— “fue empleada para frenar la expansión de los mongoles”, añade Alemany.

Pese a que el término de Tartaria en el contexto medieval está obsoleto desde el siglo XIX, siguen haciéndose referencias hacia los tártaros, dado que el uso del gentilicio se extendió para denominar a todo tipo de civilizaciones invasoras. Hoy en día, su uso se aplica a etnias eslavas y del sur de Rusia, puesto que el imperio ruso formó parte de lo que se denominaba como Tartaria. “Estos pueblos surgen de dinastías asociadas a los pueblos mongoles que se fueron extendiendo por distintas partes de Asia y la arquitectura característica de estos lugares, como la de Kazán (Rusia), se puede calificar como tártara”, afirma el profesor de la UAB.

Asimismo, aunque a priori no exista un vínculo entre la Tartaria real y la que se cita en la conspiración, que existiese un territorio con el mismo nombre lo convierte en un entorno favorable para protagonizar una teoría de estas características. “El área que se denominaba como Tartaria es un lugar del que, generalmente, muchos estadounidenses no tienen mucho conocimiento o desconocen por completo, lo que lo convierte en una zona fértil para la conspiración”, destaca Mortice. Por su parte, Abrahams agrega que “las civilizaciones antiguas tienen cierta atracción espiritual a los grupos marginados, que asocian su cultura con un mundo mejor que el actual, lo que favorece la conspiración”.

Fuentes

Declaraciones de Zach Mortice, periodista y crítico de diseño, a Newtral.es

Declaraciones de Brad Abrahams, director de documentales y colaborador en el podcast QAnon Anonymous, a Newtral.es

Declaraciones de Agustí Alemany, profesor del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la Universidad Autónoma de Barcelona, a Newtral.es.

Dentro del ‘Imperio de Tartaria’, el QAnon de la arquitectura

CIA – Desarrollo cultural bajo el comunismo

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